miércoles, julio 27, 2005

Sobre mediocres y mendigos

Muchos no se animan a ser si mismos. Están desesperados, tal como diría Kierkegaard.

No se animan a ser si mismos por mediocridad, y hacen todo en función del otro supuestamente "exitoso".
Por ejemplo, para explìcar los males del país se evita concluir en lo obvio: que la sociedad argentina, es decir, el promedio de los argentinos, es "inferior", de poca capacidad y, en definitiva, de escasas luces. No..., esa explicación sería ser muy "nosotros mismos", muy realista.

Es más fácil culpar al "capitalismo", al "neoliberalismo", al "comunismo internacional", al "imperialismo yanqui", a algo que existe y que no existe a la vez. En general, culpamos a conceptos, y no a realidades, como una forma de encontrar salida a la horrorosa verdad: somos fracasados y, por nuestra forma de ser, no podría ser de otra forma.


Buscamos permanentemente el amparo de otro. No queremos valernos por nosotros mismos. Si tenemos hambre, que nos alimenten. Si estamos desocupados, que nos den un trabajo. Si aumentan los precios, que alguien obligue a congelarlos. Si alguien tiene más riqueza, que se la quiten y la repartan.

Desafortunadamente, ese pensamiento tiene un límite: la ausencia del YO en las soluciones. Siempre es OTRO el que debe actuar: el Estado, la sociedad, la Iglesia, los políticos, los ricos, quien sea, pero no UNO MISMO. Y la vida no funciona así. Nadie puede pensar por UNO, porque nadie siente como UNO.

La solución de fondo, SIEMPRE está en el YO, en lo que UNO haga. La vida no es para "mendigar", sino para "ganar". Si tenemos hambre, busquemos comida. Si estamos desocupados, consigamos un trabajo. Si somos pobres, busquemos riqueza. Lamentablemente, nuestra sociedad está llena de mendigos. Y así nos va.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo coincido que lo habitual es no hacerse cargo de lo que nos pasa y culpar a acontecimientos o conceptos externos para refugiarnos en la idea que no es no hagamos o no lo intentemos, sino que "no nos dejan". Quizás desde la psicología pueda verse como una maduración incompleta de la persona que pretende que sus eventos se resuelvan por una autoridad superior en lugar de afrontarlos individualmente y tomar decisiones y riesgos. Lo que hay que entender es que: 1. el individuo está solo en esencia, y dependen de él más cosas de las que uno cree (aunque obviamente hay algunos condicionantes más difíciles de salvar que otros). La ayuda exterior es valiosa y contribuye, pero en lo fundamental de las propias elecciones y acciones no tiene la utilidad que pretendemos. 2. el cambio asusta porque nos sentimos seguros y "en control" con nuestra rutina, pero si lo miramos bien, los cambios ocurren sin que los busquemos, y debemos acomodarnos a nuevas situaciones permanentemente, a veces agradables, muchas veces no tanto. Entonces qué mejor que provocarlas nosotros cuando nos sentimos fuertes y "en control" de la situación, así poder caer bien parados. Lo que yo creo también es que esta postura de no reconocer la propia responsabilidad, es muchas veces un mecanismo de defensa porque la verdad nos resulta intolerable y no somos capaces de convivir con ella. Lo cual complejiza el tema, ya que es más difícil de resolver por propia cuenta, requiere una ayuda que no es solicitada, porque para ello habría que reconocer la dificultad...círculo vicioso? Otra cuestión: esto nos pasa sólo a los argentinos? cómo se da en otras sociedades? y qué elementos socioculturales alimentan y favorecen la situación?

Anónimo dijo...

El azar y el conocimiento

El era un muchacho con sus veintitantos cumplidos, y dejóse llevar por esas voces que corren por las calles y las casas que pregonan con o sin fundamento que la clave del éxito para los tiempos venideros seria la adquisición de conocimientos vitales para la supervivencia en un mundo cada vez mas tecnificado; y que el mejor aval de semejantes conocimientos no era otro sino el tan preciado titulo universitario que habilita entre otras cosas para manejar con toda pericia un taxi o desempeñarse excelentísimanente como mozo en algún barzucho de malamuerte.

Pero bueno, la cuestión es que el personaje decidió enrolarse en la casa de Altos Estudios que encontrábase habilitada para despachar esos pases cuasi mágicos a una mejor vida.

Desde un principio la paso muy bien, gente de su edad, un campo propicio para relacionarse y hacer amigos, y fue así como disfruto del mágico mundo de los pasillos entablo innumerables amistades, algún amigo de fierro, un par de novias pasajeras y hasta la que fuera su futura esposa. Además fue enfrentando a su manera esas "pruebas", que al igual que las vallas que salta un atleta fue superando exitosamente. Pero existe una gran diferencia entre un atleta que salta vallas y este personaje. Corría con ventaja, tenía un poderoso aliado. La suerte.

A nuestro personaje nunca le gusto mucho esforzarse, paso su primaria con buenas notas y en su secundaria descubrió que sin estudiar en su casa, igualmente le iba bien, lograba zafar. Simplemente prestaba un poco de atención en clase y lograba estar dentro del nivel del alumno medio.

Cuando llego a la facultad, no cambio mucho su actitud y fue cuando descubrió que era un tipo afortunado, estudiaba algún párrafo de algún texto de la bibliografía y luego con un poco de sentido común y su incondicional aliado lograba aprobar, cumplía con su cometido, seguir zafando.

Pensemos lo siguiente: indudablemente, un tipo con mala suerte con estudiar lo que estudiaba nuestro personaje no tendría ninguna chance y esto se debe a una extraña combinación universal que nuestro amigo Manuel Mandeb no quiso dejar de estudiar, y luego de arduos años de estudio arribó a las siguientes conclusiones:

· Una persona con mucha mala suerte, es decir que le sale todo mal, no puede dejar de estudiar ni la biografía de los personajes citados a los pies de pagina, porque nunca falta algún profesor perteneciente al club de los Ordenadores Universales, encargados de hacer cumplir este tipo de ordenamientos, que se lo preguntara justo a el. Por lo tanto quien no tenga suerte deberá tener un conocimiento total de la materia y de sus materias adyacentes, y así de las adyacentes a las adyacentes, lo que implicaría una sabiduría universal humanamente imposible de abarcar.

· Una persona con toda la suerte del mundo pero sin conocimientos, en ningún caso podría aprobar, debido a que cualquier cosa que le preguntaran seria completamente desconocida. (una discrepancia encontrada por Jorge Allen al revisar estas conclusiones es que si el tipo tiene tanta suerte nunca le podría ir mal en ningún tipo de prueba, y por ejemplo se traspapelarían notas a su favor)

· Por lo tanto existiría un punto de equilibrio, distinto para cada persona en el cual la combinación de suerte y conocimientos alcanza resultados favorables. Es decir que existiría una relación inversa entre ambos conceptos azar y conocimientos pero sin llegar al extremo de la extinción de alguno; es decir que uno y otro se hacen requeridos para lograr la aprobación exitosa.



El tiempo paso y esos obstáculos que el sistema educativo imponía como supuesta garantía de conocimiento fueron superados con gran facilidad, cada vez parecían mas fáciles. Y fue así como llego el tan esperado día en que recibió la cartulina mágica, la "chapa de sabihondo", que conociera varias ubicaciones desde su habitación en un primer momento hasta los diferentes trabajos que conseguía al principio muy buenos dado que también tenia un especial don para encontrarlos; cuentan que en una ocasión se encontraba paseando por la playa cuando unos guardavidas rescataron a cierta persona que resulto ser un influyente personaje del mundillo político del país, la cuestión que cuando este recupero el conocimiento al primero que vio fue a nuestro personaje y como agradecimiento por salvarle la vida le consiguió un puesto un ministerio de planificación y urbanismo.

Pero esta historia no tiene un buen final para nuestro personaje debido a que con el tiempo descubrieron la verdad. Era un fraude, una gran mentira. La verdad que el tipo no tenia la mas mínima idea de lo que su chapa de sabiduría pregonaba que tenia, y fue así como termino muniendose de un trapito y con un poco de suerte recolectaba algún cobre de aquellos automovilistas que se apiadaran de su calamitosa situación social y existencial, en fin de la mala suerte que había tenido el pobre tipo…


Sabias son las palabras que pregonan "ganaras el pan con el sudor de tu frente",(y no en la ruleta del casino). El esfuerzo personal es algo de lo que cada persona puede estar muy orgulloso y contar con mucho placer a sus hijos y nietos, la suerte no tiene mérito, hoy se tiene, mañana no. El conocimiento y la experiencia se llevan a todos lados, en las buenas y en las malas y nadie te lo puede sacar.

Anónimo dijo...

Bueno, bueno! qué tema...
yo creo que en muchos casos estamos "asustados" y que es fácil refugiarse en todas estas cuestiones de que "no se puede" o "no nos dejan" o "con nuestro título...". Y tiene que ver también con si sabemos realmente a dónde queremos ir. Yo creo que muchos no.
En particular en los licenciados en turismo, creo que, por una parte, hay pocos referentes, lo que genera dudas acerca de las reales posibilidades que existen y eso tal vez aumenta la sensación de "estaré haciendo bien...?" o "realmente se podrá...".
También está el tema de la seguridad. Para cambiar hay que arriesgar y luego de los años de estudios de la carrera muchos nos sentimos, por un lado, con necesidad o en una edad de "producir" y generar una estabilidad e independencia económica y, por otro, observamos que si el camino nuestro fuera la "seguridad" (¿en algunos aspectos limitación?) de una empresa turística local, estamos cerca del límite superior de edad establecido para los reclutamientos de personal, que, encima, por cierto, en un 99,6% no se condice con nuestro perfil.
Continuando la referencia a los lic. en turismo en relación de dependencia, yo creo que estamos sobrecapacitados para la mayoría de los puestos que se ofrecen en el mercado local, aunque esto a veces no se vea debido a que los que toman las decisiones no tienen la misma filosofía que los licenciados que tienen a cargo y por eso se siguen cometiendo errores o no se mejoran cosas que podrían mejorarse, o no se le da la importancia que merecen ciertos aspectos del "negocio".
En definitiva, creo que es hora de intentar con mayor determinación tomar las riendas de nuestras vidas (si logramos, como dije, dilucidar hacia dónde queremos ir) y generar ese cambio, aunque sea más lentamente. Al menos eso es lo que yo estoy tratando de hacer. Obviamente no es fácil, pero tenemos que hacerlo posible!

Gaucho Ilustrado dijo...

eso, che. que los chicos de 4 años que se mueren de hambre en tucumán, agarren el pico y la pala y vayan a laburar en vez de quejarse.

Anónimo dijo...

"Por los niños ricos que tienen tristeza..." ¿De dónde saqué eso? Creo que de una propaganda electoral que es preferible no recordar.